Buscando horizontes
Cuando
llevas un camino andado y logras ser consciente del tiempo que has logrado
mantenerte por el mismo sendero te permite contar a los demás tus vivencias ya
que en ocasiones lo conocen de oídas o pocas veces lo han caminado.
Hoy
te voy a compartir brevemente mi experiencia en el camino de la docencia. Para
ello consideré conveniente remontarme al inicio, en el que a escasos catorce
años tuve que enfrentar una de las decisiones más grandes de mi vida: definir a
qué me dedicaría pues de ello dependía que al concluir la secundaria me
encaminaría hacia el bachillerato o hacia la escuela Normal.
En
ese entonces esa decisión debíamos de tomar los adolescentes y agradezco mucho
a mis padres que me hayan acompañado en este momento pues considero que el
haberme decidido por la docencia fue lo mejor que pude haber elegido. Lo digo
ahora después de más de veinte años de servicio. No es sencilla la tarea:
acompañar a un grupo de jóvenes cierto periodo de sus vidas para guiarlos en el
aprendizaje de una parte del conocimiento humano.
Un
docente nos compartía en días pasados: “pasan los alumnos por tus manos, una y
otra generación…te vas dando cuenta que los alumnos van cambiando en su forma
de pensar, de actuar y tú sigues siendo el mismo…” Qué gran verdad, es uno de
los riesgos en los que podemos caer todos, no ir avanzando con la
transformación del mundo, si no es posible al mismo ritmo al menos no tan
alejado de él para que nuestras palabras y acciones no queden sin el eco que
tanto necesitan las nuevas generaciones que se nos confían.
Si
bien es cierto hoy en día nos superan nuestros jóvenes en el manejo de la
tecnología tenemos como un tesoro algo que puede ayudarles a dar sentido su
diario vivir acompañándolos a lo largo de sus vidas y es: la pasión. Esa pasión
que se puede traducir en fuerza para avanzar, en decisión para transformar, en
empeño por vivir. Esa capacidad para levantarse a pesar de caer una y otra vez,
esa resistencia a la frustración que ahora mantiene a la vera del camino a
tantos jóvenes.😓
Veo
con alarma 😨en mi trajín diario el sufrimiento de padres de familia que no saben
cómo hacer para que su hijo se levante de la cama y venga a clases😞, no, no
quieren asistir. Los que logran que se levanten asisten, calientan el asiento y
vuelven a casa a pasar horas dormidos. Otros tantos viven con tal intensidad su
vitalidad que se dañan o dañan a los demás. Nos llegan sin haber hecho en sus
vidas un cauce que les permita conducir su potencial en beneficio de sí mismos
y de quienes les rodean.
Aunado
a ello está la tarea administrativa con la que acompañamos nuestra jornada. En
sí muchas de las tareas que nos solicita nuestras autoridades educativas apagan
el entusiasmo a cualquiera que no se mantenga alerta en ello sumergiéndonos en
un remolino administrativo que nos asfixia y empuja a tomar una actitud de
“paso”. Nos urgen cubrir el programa, logren o no aprender y ello ocasiona que
en las evaluaciones que se realizan desde fuera vemos los resultados, son
desalentadores; lo que conlleva a descalificar nuestra tarea año tras año.
Nuestra crisis educativa es mundial y multifactorial requiere de un esfuerzo en
conjunto para comenzar a sanar esta parte.
Dejaremos
este tema por ahora hasta ahí pues requiere de una reflexión especial. Para
adentrarnos en lo que corresponde a lo que voy a compartirles: la vocación del
docente, el llamado a esta aventura no es revisada plenamente. Nos encontramos
con compañeros de trabajo que han descubierto su vocación por azares del
destino y hacen grandes esfuerzos para que su formación profesional se
complemente con una formación pedagógica actualizada, otros tantos me lo han
dicho están por la paga y las vacaciones. Pues mi alma, para ser rico te has
equivocado; les comento. Y otros tantos estamos porque hemos descubierto en las
aulas nuestro lugar de desarrollo, crecimiento y satisfacción personal.
Son
estos tipos de docentes los que podemos estar en un salón de clases a pesar de
que en las nuevas disposiciones gubernamentales se va buscando realizar
evaluaciones previas para permitir la entrada de nuevo personal que conozca
mejor la realidad en la que viven los alumnos, que conozca, maneje la currícula[1] con destreza y a la vez
que cuente con la fortaleza emocional para vivir las jornadas de trabajo. Casi
un super héroe.
En
mi caminar me di cuenta de que es necesario mantenerse en constante
investigación, ahora es mucho más sencillo. En el inicio había que ir a las
bibliotecas, hoy tenemos los avances al alcance de un teclado, entonces ¿qué
sucede que nuestras clases ya no llaman la atención para dejar a nuestros
alumnos “boquiabiertos”, con ganas de volver, con ánimo de aprender,
entusiasmados por corroborar lo visto en clases y hasta aventajar a su maestro?
Hoy
más que nunca nos urge a los docentes volver a los orígenes, al inicio de
nuestra decisión, sumergirnos a aquellas sensaciones primeras que nos
estremecían hasta el fondo del alma cuando lograbas ver en los rostros
radiantes de los chicos por haber aprendido, al decir ya lo sé, ya lo entendí.
Esa experiencia de libertad que da el aprender un conocimiento o dominar alguna
habilidad.
Tuve
una época en la que me sentí verdaderamente sola en la tarea educativa😐, no
estamos solos, los docentes estamos en posibilidad de descubrir que mi
compañero ha avanzado, que tiene inquietudes, preguntas y respuestas, que
podemos externar nuestras dudas y resolver nuestros errores. Que aquello que
comparto a los demás se me reditúa en innovación y creatividad, que lo que me
guarde y no comparta se hará viejo como el pan y las tortillas almacenadas, que
pudiendo saciar el hambre de los que tengo cerca lo escondo para no perderlo,
¿será?😔.
La
dinámica es diferente es de ventanas y puertas abiertas, primero para dejar de
estar enfrascado en mi círculo pequeño y permitir que se ventile mi labor, con
aires nuevos renovar el entusiasmo por enseñar. ¡Cómo me gusta esta palabra ¡
Entusiasmo
viene del griego “entheos”: furor,
arrobamiento. Hoy sería endiosado. Recobrar ese amor primero. Sí, todos sabemos
del mucho trabajo realizado no importa tu campo de trabajo, de las horas extra
que nadie ve invertidas, del esfuerzo constante sin sucumbir año tras año. Pero
ese amor primero que se nos ha quedado en no sé qué parte del camino es la que
nos urge recuperar por salud y felicidad nuestra.😊
Rema
mar adentro de tu experiencia, sin temor🚣. Ahí está lo que nos puede recobrar
para iniciar con nuevos bríos.
Mtra.
Victoria Aída Medina C.
Docente.
Etimlogías. (2017). Etimologías de Chile.
Recuperado el Noviembre de 2017, de http://etimologias.dechile.net/?entusiasmo
Latapí Sarre, P. (2003). ¿Cómo aprenden los
maestros? (SEP, Ed.) Recuperado el noviembre de 2017, de Cuaderno de
discusión 6:
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/como_aprenden_maestros_latapi.pdf
Maestra, C. P. (26 de 06 de 2015). ¿Qué es el
currículo educativo? Recuperado el Noviembre de 2017, de
https://compartirpalabramaestra.org/articulos-informativos/que-es-curriculo-educativo
Montero Díaz, A. G. (02 de agosto de 2014). Dinámica
de desprofesionalización docente. Recuperado el Noviembre de 2017, de SDP
Noticias.com:
https://www.sdpnoticias.com/columnas/2014/08/02/dinamica-de-desprofesionalizacion-docente
[1] el
currículo educativo es: “el conjunto de criterios, planes de estudio,
programas, metodologías, y procesos que contribuyen a la formación integral y a
la construcción de la identidad cultural nacional, regional y local, incluyendo
también los recursos humanos, académicos y físicos para poner en práctica las
políticas y llevar a cabo el proyecto educativo institucional”.
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