Blogger de Victoria

Leí nuevamente este pasaje del libro de Alicia en el país de las maravillas y esta parte la considero de suma importancia para el tema que nos atañe. Diálogo de Alicia y el Gato de Chesire  (Carroll, 2009) “El Gato, cuando vio a Alicia, se limitó a sonreír. Parecía tener buen carácter, pero también tenía unas uñas muy largas Y muchísimos dientes, de modo que sería mejor tratarlo con respeto. – – Minino de Cheshire -empezó Alicia tímidamente, pues no estaba del todo segura de si le gustaría este tratamiento: pero el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que Alicia decidió que sí le gustaba-. Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué  camino debo seguir para salir de aquí? – Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar – dijo el Gato. – No me importa mucho el sitio… – dijo Alicia. – Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes – dijo el Gato. – … siempre que llegue a alguna parte – añadió Alicia como explicación. – ¡Oh,...

  Dicen los que saben, que lo que pudieron observar los reyes magos en el tiempo del nacimiento de Jesús fue una conjunción de  Planetas y una constelación que les llamó tanto la atención que se movilizaron de sus lugares de origen para ver a quién correspondería tal maravilla de anuncio, algo semejante a lo que aparece en la imagen de arriba y que no se repetirá hasta dentro de miles de años más. Más allá de esta  maravilla me parece a mí digno de retomar un tema de reflexión que inicié por allá de enero del 2011 como una de aquellas primeras reflexiones acerca de nuestra tarea como docente. Por aquellos años estaba concluyendo la maestría, presa del trabajo extenuante que supone la conclusión de la investigación, análisis de datos, triangulando la información e interpretando los resultados obtenidos se me ocurrió poder observar a mis maestros de aquella época a manos de quienes viví una transformación de mi práctica docente que me liberó de innumerables "taras" d...